Al leer el título del libro un poder hipnótico y mágico envuelve. Así comienza el desafío de la traducción del término Komorebi que abre mundos a este proceso tan interesante como complejo. Desde este momento las manos permanecen acariciando el libro porque comienza un ritual único: la lectura. Komorebi es una invitación a observar el instante, a mirar con los ojos del alma la naturaleza de la que somos parte. Cada texto de este libro refleja el trabajo de la escritora al seleccionar cada palabra, cada epígrafe, cada detalle con delicadeza y gran oficio. La sensibilidad de Rosana Molina está a flor de piel y desde su visión estética conoce el mundo. Cada verso de sus poemas traza recorridos con los miles de matices que el sol, el viento, el rocío, el mar, el gorrión, los girasoles, el bambú, las semillas, el grillo, entre otros, regalan con amor infinito.
Del prólogo de Gabriela Licarzi